Exactamente una semana antes de cumplir los 17 años, la enfermera de mi escuela preparatoria me confirmó que estaba embarazada.

 El camino a casa ese día fue tormentoso y solo pensaba en qué le diría a mi mamá. Ella también fue mamá adolescente y yo sabía que eso no era lo que ella quería para mí. 

Isabella nació en la madrugada del 30 de agosto, dos semanas después de comenzar mi último año de preparatoria. Pasé de preocuparme por los exámenes y las tareas a preguntarme por la mejor marca de pañales para comprar. Cuando la acercaron a mi pecho por primera vez, experimenté todo tipo de emociones. Lo que era un instante de felicidad para muchas mamás primerizas, fue un momento de pánico para mí.

A los 19 años, me gradué de la preparatoria. Bella tenía casi dos años. Algunas veces, cuando no tenía quien la cuidara, la llevaba a la escuela mientras presentaba exámenes finales o participaba en grupos de estudio. Después de graduarme, conseguí mi primer trabajo como mesera en un restaurante.. Cuando recibí mi primer sueldo, lo primero que hice fue comprarle un trajecito para el Día de Acción de Gracias. 

Después de ahorrar algo de dinero, compré mi primer coche y aprendí a manejar por mi cuenta. Bella iba en el asiento trasero, asegurada en su sillita, mientras yo conducía hacia el supermercado por primera vez. 

Hasta el día de hoy, le encanta decirle a la gente que “se abrochen el cinturón porque mi mamá aprendió a manejar por sí misma”. Con el paso de los años, mis habilidades como conductora han mejorado y los momentos que hemos compartido en mi coche se han convertido en algunos de mis recuerdos favoritos.

Conforme pasaron los años, ambas fuimos creciendo. Yo la vi pasar del preescolar a la primaria, y ella me vio pasar a mí de la adolescencia a la adultez. Ahora, a los 11 y 29 años, nuestras conversaciones abarcan todos los temas, desde las últimas tendencias en TikTok hasta la sexualidad, las dificultades de estar en la secundaria hasta mi reciente adaptación a la vida tras un divorcio. 

Cuando ella nació, yo sabía que quería tener una relación abierta, honesta y sin prejuicios. Eso ha animado a Bella a hacerme preguntas propias de crecer en el mundo de hoy, sin preocuparse por mi reacción. Y me ha enseñado que los jóvenes saben mucho más de lo que creemos. 

Nuestra plática más reciente ocurrió después de su regreso de viajar en vacaciones de primavera. Pasamos horas sentadas en mi cama, compartiendo una bolsa de Hot Cheetos y hablando sobre lo que se le ocurriera. Se sinceró sobre sus recientes dificultades en la escuela y me preguntó por mis últimas novedades. Hablamos abiertamente sobre el sexo seguro y mis dificultades como madre adolescente. Hoy en día, los preadolescentes y adolescentes están aprendiendo bastante a través de las redes sociales. Por mucho que intentemos protegerlos de la negatividad o la información falsa, no hay forma de evitarlo. Quiero asegurarme de ser una fuente de información para ella, no solo las redes sociales y los amigos jóvenes.

CONSEJO DE FORWARD TOGETHER:

Dedicar tiempo para entablar una buena plática con tu adolescente es una de las formas más simples y eficaces de mostrarle cuánto te importa. Echa un vistazo a nuestros consejos para iniciar la conversación y aprender a escuchar.

Crecer junto a mi hija me ha permitido establecer una amistad, además de nuestra relación de madre e hija. Platicamos abiertamente sobre nuestras experiencias a medida que suceden y, lo más importante, tengo la oportunidad de compartir mis errores con la esperanza de que ambas aprendamos de ellos. Tener esta oportunidad me ha permitido mirar hacia atrás a lo largo de los años y ver todo lo que hemos superado juntas. El día que le dije a mi mamá que estaba embarazada, ella me dijo algo importante:

“No siempre serás una mamá adolescente. Algún día serás solo mamá”.

Hoy entiendo cuán cierto es eso.

Consejo de Forward Together: Crecer más fuertes juntas

Crecer con tu adolescente puede ser una parte significativa del viaje de la maternidad, el cual es más fácil de transitar cuando la relación es sólida. Entonces, ¿por dónde empezar? Echa un vistazo a estos consejos:

Dedica tiempo para saber cómo están

Comienza con el tiempo que tengas disponible, aunque sean solo unos momentos, y prioriza las pláticas informales.

Apóyalos en nuevas experiencias

Los jóvenes enfrentan muchas experiencias nuevas en la vida, como eventos sociales importantes, rechazos y errores. Intenta identificarte con ellos a través de tus propias experiencias en la vida. Pregunta cómo puedes ayudar, sin precipitarte en resolver los problemas por ellos.

Encuéntralos en “su mundo”

Nota algunos de sus intereses e intenta participar en ellos.

No olvides los pequeños detalles

 Los adolescentes realmente valoran los detalles que demuestran que les importas, lo cual puede ser muy bueno en la relación.

Mariela Carbajal

Mariela es una madre soltera de 29 años actualmente radicada en Denver, Colorado. Cuando nació en Acapulco, México, sus padres eran adolescentes. Emigró a los Estados Unidos antes de cumplir un año. Ahora ella no solo comparte su experiencia como mamá adolescente, sino también la de sus padres, de manera abierta con su joven hija.

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